Transmiten “saberes” de trajes típicos en Oaxaca



Juchitán, Oax. El encierro le enseñó a Adriana Guzmán, artesana de trajes típicos y accesorios de origen zapoteca, que la mejor forma de vivirlo es transmitiendo sus “saberes”, por eso desde que comenzó la cuarentena por la pandemia de Covid-19 difunde tutoriales gratuitos sobre tejido con el fin de compartir las habilidades que asegura heredó de sus abuelos.
En el taller “Casa Tejedora de Sueños”, ubicado en Asunción Ixtaltepec Oaxaca, graba sus tutoriales y ofrece a sus seguidores a través de su página “Tejiendo sueños” todo con un formato para aprender el tejido tradicional zapoteca, que asegura debiera ser heredado por todo los istmeños porque forma parte de su identidad.
Coloca su tripie y su celular y comienza a grabarse, todo es casero, pero lo que destaca son los detalles, primero da una introducción de la vestimenta y el arte, y después comienza con sus enseñanzas.
En los tutoriales, la joven artesana de 32 años comparte paso a paso desde cómo se debe colocar el bastidor de madera y la tela, hasta el uso de la aguja, las selección de los hilos de seda y las combinaciones.
Es tan minuciosa que expresa a detalle cada uno de los pasos; con su suave voz explica el uso del hilo y describe cada uno de los puntos que debe hilvanarse.
En ocasiones transmite en vivo, pero lo que más le interesa es que cualquier persona, sin importar horario, ingrese a su perfil de Facebook y pueda revisar cada uno de los videos donde muestra todo el proceso creativo para obtener un tejido de buena calidad.
Adriana valora la vestimenta tradicional y por eso decidió aprender este oficio, y aunque también tiene una licenciatura, señala que ser artesana ha sido lo mejor.
Ella se ha documentado sobre el origen y los cambios en el tiempo que ha sufrido la vestimenta tradicional de la mujer istmeña, que son las enaguas y huipiles, por eso en sus clases comparte detalles sobre éstos.
Recuerda que a los 17 años a propósito de su afán de ser bailarina folklórica y participar en la Guelaguetza fue que aprendió a tejer, porque los escasos recursos de su familia no le permitían adquirir un traje típico, así que ella misma los elaboraba.
Fue a partir de entonces que la joven le tomó amor a los tejidos, algunos de éstos son de autoría y otros de sus maestras artesanas que reconoce le enseñaron mucho y le llevaron a seguir el camino de conservar y preservar su cultura.
“Cuando decidí que ésto era a lo que me quería dedicar comencé a prepararme, a leer y buscar textos, libros sobre el origen del traje regional; también me he profesionalizado tomando cursos de dibujo y diseño, todo esto ayuda para poder lograr prendas de calidad y exportarlas, porque es lo que he hecho, llevar el arte istmeño a todo el mundo”.
Adriana posee una colección de casi un centenar de trajes tradicionales, algunos se encuentran en el extranjero y otros en la República Mexicana.
Entre sus sueños está echar andar un taller al termino de la cuarentena y desde ese espacio compartir lo que sabe con los suyos, porque quiere que se siga preservando el atuendo tradicional por muchos años más.
“Seguimos tejiendo en confinamiento, nada nos detiene, y estos talleres para enseñar de forma virtual me gustan, porque las personas se sienten útiles y están cumpliendo también sus sueños. Tejer es conservar la vida tradicional de un pueblo, a través de los bordados reafirmamos nuestra identidad, lo único que hago es compartirles lo que también me heredaron y hacer hermandad”, concluyó.

Por: La Jornada 

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